jueves, 25 de noviembre de 2010

No es necesario ser un cuarto embrujado


No es necesario ser un cuarto para estar embrujado,
ni una casa.
El cerebro tiene corredores que superan
los lugares materiales,
vale más encontrar a medianoche
un fantasma visible
que afrontar en el interior,
ese huesped más helado.
Vale más atravesar galopando una abadía
apedreado
que encontrarse a si mismo desarmado
en un lugar solitario. (…)
Otro más de Emily Dickinson.

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